Mi mejor amigo

Creo que en el post anterior comenté que vivo en una residencia. Hay varias, propiedad de la universidad. Uno alquila una habitación (en la gran mayoría de los casos individual) y después si tiene suerte le puede tocar una cocinita y un baño individual o, lo que es más común, compartidos con alguien.

Si bien mi intención inicial era pertenecer al primer grupo, el destino y el viejo que administra la residencia me metieron de prepo en el segundo. Desde ese momento se convirtió en EL misterio saber quién sería mi compañero de departamento. "Ojalá que sea ordenado y limpio", "¿Qué será mejor, que hable alemán u otro idioma?", etc, etc, etc.

La cosa es que -como para aquellos que ya leyeron la primera entrega es obvia- cuando llegué.... la habitación de al lado estaba aun deshabitada. Así que cuando mis amistades contaban de sus piolísimos vecinos de lugares como Irán, China o Noruega, a mi no me quedaba más remedio que imaginarme al mío. Según contaban todos eran simpáticos, así que eso me dio un poco de tranquilidad.... Ingenuo.

Pasó la primera noche, pasó la segunda.... Durante mi tercer día en Leipzig sali por la mañana no recuerdo bien a qué (aunque supongo que habrá sido a hacer compras, pa variar....) y cuando entraba, junto con mi amigo de Colombia, Thomas (sí, sí, con H, ya que su padre es británico), noto que la puerta está abierta. "Uhh... llegó mi roommate" (N. del T.: Compañero de cuarto). Entro, veo la puerta de su habitación entreabierta  y haciendome el cosmopolita largo un "Hallo, Hello", a ver si no sabía alemán al menos me respondía en inglés..... La respuesta.... Nada. Silencio. Ok, pasamos pa´ dentro, Thomas se asoma a la entrada de su puerta y ante dicha situación logramos sacarle un "Hallo". El muchacho no habla más nada. Thomas se lleva lo que venía a buscar, yo me voy a abrirle la puerta y cuando vuelvo... mi querido vecino ya se había encerrado en su cuarto.  Yo, simpáticamente, me dispongo a hacer un poco de ruido en la cocina, como para que sepa que estoy adentro, a ver si sale y nos preentamos como se debe.... no answer.

El asunto es que mi vecino, cuyo nombre y rostro no conocía, debe ser un hermitaño o algo así. Espero no estar siendo paranóico, pero estoy convencido de que esperaba a que me metiera en mi habitación para salir de la de él y, como un rayo, ir hasta la cocina o el baño, volver, y encerrarse con llave. Durante los días siguientes sólo supe de él porque lo escuchaba estornudar o tirar la cadena.

Las cosas siguieron así dos o tres días... El asunto es que ayer, cuando Thomas, Annie (Taiwan) y Andrea (Eslovaquia) vinieron a mi cuarto a buscar unas bolsas, no sé de cómo el ogro de al lado se descuidó y... Salió!!! A tomar un vaso de agua. Ante tremendo milagro todos nos avalanzamos contra la puerta de la cocina al grito de "Hallo", a lo que no hubo respuesta. Tras insistir respondió "Hallo", y los chicos, que hablan bien alemán, empezaron a bombardearlo a preguntas. No sé si será su naturaleza o se asustó de tantas caras inquisidoras, pero el tipo, a medida que iba respondiendo parcamente, daba pacitos hacia atras, volviéndose a meter en su cueva. Cuando ya estaba adentro y con la puerta en la mano yo me estiré y me presenté como su vecino. Apretón de manos, saludo y au revoir. Eso fue todo. Según me tradujeron mis amigos es austriaco y estudia veterinaria. El nombre? No nos acordamos.

Ahora son casi las doce. Tipo once volví de tomar una cerveza y la invito a pasar a Annie a comer una exquisita creación culinaria (pan integral con camembert y pepinos en salmuera). A la pasada noté que la luz del baño estaba encendida, pero no se sentía movimiento. La cosa es que nos pusimos a hacer y comer tal delicia. Al parecer nos demoramos bastante, porque de golpe sentimos la llave del austríaco... caras tensas... nerviosismo... Y aparece el sujeto en calzoncillos (o un short de pijama, no sé...) y cepillo de dientes en mano. "Hi" dice, "Hallo", respondemos. Me imagino la gracia que le habrá hecho.... Que se joda!


Así que bueno, este es el piolazón que me ha tocado de compañero. Veremos qué más le podemos sacar. Por lo pronto descarto la ilusa idea de que podríamos comprar algunas cosas para la casa a medias. Ah, eso sí, no se acompleja de usarme los cubiertos!

Saludos desde Leipzig,
Juan,

3 comentarios:

Luz dijo...

Hola Juannn! Qué buena idea lo de este blog... qué manera de divertirme con tus aventuras, espero que la historia con el "convivente" tenga muchos capítulos más. Me alegro mucho de que hayas llegado bien... y seguí posteando!. Un beso

vir ! dijo...

Primoo me haces reir muchos con tus relatos , pero acordate lo que hablamos de que tu compañero puede traducir tus historias y entenderlas asi que mejorr a hablar bien de el jajajaja ..

me hiciste reir mucho!!!

vos de jodaa y yo aca en el trabajoo buuuuu
te quieroo muchoo primooo

Juan Ignacio dijo...

Bueno, me alegro de que les gusten las historias. Que presión para más adelante! :P

Viqui, vos creés que el engendro aquel tendrá mi dire algún día? A este ritmo...