Domingo en Berlín

Prefacio a la segunda entrega
Lo prometido es deuda, y ante el container de cartas recibidas y el colapso de líneas telefónicas se ha decidido contentar a la audiencia lo antes posible y publicar as soon as possible esta segunda parte.
Como corolario de esta introducción, simplemente advertirle al usuario de blogtrotamundos.com que esta no es una entrega más. La misma podría ser considerada un momento de dramático quiebre en la historia de los blog del mundo (o al menos en la de este). Palabras, sonidos, imágenes, movimientos, letras… todos los estímulos a nuestro alcance hasta ahora (prometo que estamos trabajando en los olores para la próxima) han sido incluidos en este post para el deleite sensorial de los fieles seguidores. Pero no sólo eso, reconocida mi abundante ignorancia en lo que respecta a Berlín y sus principales atractivos, he tenido que desembolsar una buena suma de euros para poder contratar a los más prestigiosos especialistas en el muro, la guerra fría y demases hierbas. Profesionalismo y compromiso en su máxima expresión.
Así que, damas y caballeros, ladies and gentlemen, familiares y amigos, ajusten sus cinturones, afilen sus sentidos, agudicen el ingenio y prepárense para hacer historia.

Domingo 8
El domingo empezó lo más temprano que se pudo y tras un viajecito llegamos al East Side Gallery (no sé cómo se dice ni en alemán ni en español). El nombre no revela demasiado la verdad, así que paso a explicar. El asunto se trata de una buena cantidad de metros de muro que corren paralelos a una calle. El mismo está dividido en muchos murales, en su gran mayoría alusivos al mismo muro (autoreferencia en su máxima expresión, claro está), mientras que algunos otros hacen referencia a momentos históricos relativos o algún que otro mensaje social. Como se podrán apreciar, la verdad es que están muy buenos, así que nos demoramos un buen rato viéndolos todos.
Considerando esto último y sumando a que no somos muy madrugadores, pronto se hizo la hora de comer. Otro döner pero ahora con un heladito de postre y listo pa´ seguir.





El próximo punto fue el célebre check point Charly, punto de control yanquilandia durante la ocupación de Berlín por parte de los ganadores de la guerra. El lugar no es mucho más que una casillita, por lo que a la vista no es mucho muy impresionante. Estaba rodeado de vendedores de “souvenirs comunistas”, así que como no quería parecer tacaño me compré un prededorcito con el escudo de la RDA. A continuación algún interesantísimo material audivisual.





Después de espantarnos por el precio del museo de Charly, Mauricio nos propuso ir a un “museo al aire libre”, llamado “topografía del terror”, su principal atractivo era la gratuidad, así que p’allá fuimos. Eso sí, en el camino tuvimos tiempo para esta interesantísima explicación:



Unos no muchos metros más tarde nos encontramos con la dichosa topografía del terror, a primera vista realmente que nos asustamos...



Y a segunda vista, a decir verdad, quizás no estábamos tan equivocados. El lugar se trataba de una serie de carteles con fotos e información sobre datos históricos. Después del interesantísimo recorrido ya no tenía más dudas… había entendido por qué la exposición era gratis.
La noche llegaba, pero el día aun no se acababa. Caminando unos metros más llegamos a Postdamerplatz, una plaza muy bonita en una zona muy top. Tenían una feria donde vendían muchas huevadas y, por-su, vinito caliente. Recargamos pilas con esas tacitas y seguimos caminando. Ahí muy cerquita está el Sony center, una especie del colmo de la tecnología en Berlín según me explicaron. La verdad que más allá de un techo muy bonito, no tiene mucho pa’ joder, pero bueno, eso lo dice un analfabeto tecnológico, así que tomadlo como de quien viene.






A la salidita de ahí nos encontramos con el principio de una de las ristras de dominó que había por la ciudad. Claro, claro, no olvidemos que al otro día era la celebración de los 20 años de la caída del muro, así que todas las piezas de dominó gigantes estaban ya puestas en su lugar. Las mismas estaban todas pintadas con motivos alusivos. Algunas por artistas, otras por chicos de escuelas y otras… eh… por auspiciantes. Tenía cierto aire a la ya mencionada gallery, en cuanto que habían algunos dibujos que estaban muy buenos y, claro, eran alusivos al mismo tema.





El asunto es que nos pusimos a seguir las fichas de dominó hasta la puerta de Brademburgo, escenario del gran acto gran. En el camino, las pantallas gigantes muestran a Bon Jovi cantando, lo que emociona a Tito y nos hace por poco correr hasta la primera valla contenedora de público. La canción se acaba rápido y al rato el acto continúa… errores, repeticiones, poca claridad… y los guasos se dan cuenta de que estaban en medio del ensayo. Después de estar parados como unos giles ahí un rato nos volvemos todo el caminito de dominós hasta la Postdamer.
Para esta altura el hambre era moneda corriente y la tensión crecía. Sí, veníamos a celebrar el principio del fin de la guerra fría, pero a su vez éramos testigos de una nueva disputa. No política, no ideológica, no económica, pero gastronómica. Chávez quería pollo frito, Lula pasta… no había acuerdo. Zarkozy estaba llegando tarde, así que mientras lo esperábamos Uribe se hacía el boludo con el teléfono y Cristina miraba para otro lado sacando fotos y grabando videitos (no conozco al presidente de Eslovaquia ni a la primera dama, pero bueh… sepan disculpar) Ah, claro, para colmo de males, ante la falta de decisión el premio nobel de la paz se ponía un poquito ansioso. El resultado: tras media horita de caminatas, idas y venidas, los guasos comieron en McDonalds y todos (o ninguno) contentos.



Un buen combo de trencitos después nos volvimos pa’ las casas. Pero antes, claro, pasamos por un pub irlandés que no habíamos podido encontrar la noche antes. El lugar estaba muy lindo y además había música en vivo. Genial. Y, por cierto, fue muy educativo. Mirando a la carta de bebidas en Alemania uno suele encontrarse con los tamaños, generalmente las dos opciones para las cervezas en chop rezan: 0,3l o 0,5l. Esta no era la excepción. Pero estando en un bar irlandés, cómo no mirar el Baileys: 0,4cl. Cero coma cuatro?? Y sale sólo un euro más que la cerveza grande?? Quedará a discreción del lector descubrir quién fue la mente brillante que creía estar pidiendo casi medio litro de Bailey’s por cinco euros…

Ahora que el blog ha incorporado algunos elementos televisivos no podemos escapar de su lógica del suspenso. Sí, sí... cuando el lector se esperaba el momento cúlmine del viaje, la celebración del 20° aniversario... ZAS! Los créditos... Paciencia, que en la tercera y última entrega terminamos con todo.
Saludos y gracias por la compañía.

2 comentarios:

PATRICIA dijo...

Muy, muy buena la continuación del relato! Y muy divertida!
Genial el osito de Talleres en el dominó, jajaja!
Muy simpáticos tus amigos.
Y la producción, excelente, nos vamos a mal acostumbrar.

Unknown dijo...

Fantastich!
Muy bueno te quedó el post. Me dan ganas de meterle un copy paste a taringa, a ver si sumo puntos.
:)