Llegada

Bueno, hoy sí, oficialmente, el primer post desde Viena. Sin mucha información relevante que contar, a decir verdad, pero bueno... cómo se resiste uno a volver al Trotamundos?
Tras despedida en el aeropuerto, y pasar el control de seguridad, donde el policía que me inspeccionaba el equipaje me preguntó dónde podía comprar mi misma mochila y bla bla bla, me aguardaba el maravilloso vuelo de doce horas. Bah, y un poquito más también. Porque se demoró como media hora en salir a raíz no sé que problema en no sé cuál cabina (je, augurando poco estrés desde el primer momento). Pero el asunto es que evidentemente se solucionó el inconveniente y salimos y volamos y no hubo ningún problema. Excepto por el insomnio, porque claro, a pesar de que los gallegos te sirvan la "cena" a las tres y media de la tarde y te cierren todas las ventanitas para "dormir" un par de horas después... ni modo que uno pueda. Así que las 12 horitas despierto se hicieron un poquito menos tortuosas leyendo el librito de Sabina que me había llevado (si iba por España no había que desentonar). Creo que el único momento en el que estuve cerca de dormirme fue cuando el viejo que se sentaba adelante se encargó de pararse al lado mío y se puso a hablar con un guaso del comité interreligioso que integraba y bla bla y dios y bla bla y la iglesia que iba a visitar en Holanda y que el Vaticano... en fin.
Bueno, el asunto es que a causa de la demora comentada el vuelo llegó medio tarde a Madrid así que salí disparado pa' hacer el cambio. Siguiendo la letra K en los carteles (esa era mi terminal o como se llame) te iban indicando cuántos minutos te faltaban para llegar, información según la cual, al menos al principio, estaba olgado de tiempo. El asunto se complicó cuando llegué a tomar un tren que te lleva de una parte a otra del aeropuerto. Habían colas larguísimas de gente y los vagoncitos no venía más. Un buen rato pasó hasta que llegó el primero y recién al tercero me pude meter. Después vendría el control de seguridad y después seguir hasta la puerta a las corridas. Llegué bien al final, como con diez minutos de margen.
Ese último avión, si bien corto, ya se me hizo tortuoso, estaba cagado de sueño y no me dormía más que de a cinco minutos. Pero bueh, pasó y he me aquí en Vienna. En el aeropuerto me esperarían Jaqueline y Dana (mis compañeras de depto en la capital austríaca), así que salí con las valijas y si bien no las encontré en un primer momento, al ratito nos vimos y acepté gustoso el chocolate de bienvenida con el que me esperaban. El resto fue fácil, me dejé guiar por el aeropuerto, el metro y el tranvía hasta que finalmente llegamos al hogar. Pero bueno, ese ya es tema pa' la próxima entrada.
Saludos y bienvenidos a Viena.

1 comentario:

Unknown dijo...

Estaba a punto de retarte porque no posteabas nada.
Menos mal.
:)
goodbye juan, welcome trotamundos.