Consumir preferentemente antes del...

Todo en esta vida, excepto dios, el diablo y alguna que otra entidad mística por el estilo, se termina. Desde el momento en que empezamos sabemos que estamos condenados inexorablemente a terminar, por más que en el camino intentemos hacer tiempo, ganar minutos o dar rodeos.
El asunto es que Leipzig no podía ser la excepción, y claro, estamos en tiempo de descuento. Las fechas de vencimiento que parecían tan lejanas allá por fines del 2009 están hoy al rojo vivo, y las actividades que hasta el momento eran parte de una apacible rutina tienen los días contados.
El miércoles de la semana que viene termino oficialmente las clases. Ese día nos vamos de viaje con la facu. Así como tuvimos la winter school en las simpáticas montañitas polacas, ahora vamos a algún lugar por acá cerca (del medio de la nada, un par de kms a la derecha) a pasar su equivalente veraniego, la summer school. Unos días antes, el sábado, es la fecha de vencimiento de Argentina o Alemania en el mundial. Veremos quiénes serán los que cargarán a quiénes. Aquellos que se rieron tendrán ese miércoles también la posibilidad de ver a su equipo jugar las semis.
La summer school finiquita el 10 de julio, día en el que volvemos a Leipzig. Termina así el año acamdémico. El mundial termina el 11. El trece empieza el viaje de despedida. Y por esa misma fecha se producen las primeras partidas de las amistades que se van pa’ Sudáfrica. Con Tito, Thomas, Mauricio y Dana nos vamos pa’ los Balcanes. El 30 de julio no sólo termina el mes, termina también el viaje. Se les termina el contrato de alquiler a un par de giles, pero peor de giles los que los tendrán que alojar un par de días… hasta que se tengan que ir. Despedidas, más despedidas y bueh, el 5 me toca a mí. Tras un maravilloso viaje de más de un día, el 6 de agosto, pisando suelo cordobés, se producirá oficialmente el vencimiento de esta aventura.
Así que con esas fechas estamos, tachando los días que quedan, sacándoles el jugo, pero siempre con el rabillo del ojo espiando a ver cuánto falta. Eso sí: como dijimos, todo termina, todo. Incluso el regreso ya tiene su fecha de vencimiento. Pero, en fin, para qué andar apresurándonos. Juguemos a hacernos los distraídos, a la incertidumbre, y quedémonos como pavos, con las fechas que tenemos, que ya sobra y alcanza con el peso de saber que estamos al borde de la fecha de vencimiento de Leipzig.

1 comentario:

TSparrow dijo...

Yo sé a quién le dio la nostalgia ya...